Un momento curioso por no decir friki de las vacaciones de este verano se dio durante la visita a Potes (Cantabria), bonita villa medieval, al descubrir y visitar el Museo de la Brujeria. Un antiguo caserón alberga en sus tres plantas una extensa variedad de artículos esotéricos de lo mas siniestro así como distintos mecanismos de tortura empleados por la Inquisición. De lo mas interesante para mentes morbosas.
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